Economía colombiana crece un 2,7% en medio de señales mixtas y desafíos fiscales

El consumo impulsa el crecimiento, mientras sectores como el agro y el entretenimiento lideran la recuperación. La inversión pública cayó 30% y el panorama sigue siendo frágil.
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En medio de un panorama regional incierto, la economía colombiana logró un crecimiento acumulado del 2,7% en lo que va de 2025, impulsada principalmente por el consumo interno, que continúa siendo el motor principal del Producto Interno Bruto (PIB). Sin embargo, la baja ejecución de la inversión pública y un entorno fiscal restrictivo podrían limitar el ritmo de recuperación en los próximos trimestres.

Cifras clave: consumo al alza, inversión estancada

De acuerdo con el más reciente informe de Deloitte, el consumo de los hogares registró un crecimiento del 3,8% interanual, reflejando una mejora en la confianza del consumidor y un leve repunte del crédito. Por otro lado, la inversión total apenas creció un 1,8%, afectada por una fuerte contracción de la inversión pública, que cayó cerca del 30%, en gran parte debido a los bajos niveles de ejecución presupuestal de los gobiernos locales y nacionales.

El sector privado, responsable del 75% del PIB nacional, logró un crecimiento del 2,6% en el primer trimestre, reflejando cierto dinamismo, pero aún con niveles inferiores a los alcanzados entre 2017 y 2019, antes de la pandemia.

Sectores con mejor y peor desempeño

Entre las ramas productivas con mejor comportamiento destacan:

  • Entretenimiento, cultura y recreación: +15,5%
  • Agropecuario: +7,1%
  • Comercio al por mayor y menor: +3,9%
  • Servicios financieros y seguros: +3,4%
  • Transporte y almacenamiento: +2,2%

Sin embargo, otros sectores mostraron contracciones o estancamientos preocupantes:

  • Alojamiento y servicios de comida: -0,9%
  • Construcción: -2,5%, afectada por el freno en obras civiles y proyectos de infraestructura.
  • Minería e hidrocarburos: +1,1%, por debajo del promedio regional.

Empleo: recuperación parcial, pero frágil

La tasa de desempleo nacional se ubicó en 9,5% en junio de 2025, una disminución frente al 10,6% registrado el año anterior, según el DANE. A pesar de la mejora, persisten altos niveles de informalidad, especialmente en zonas rurales y en sectores como el comercio minorista.

El sector del entretenimiento, aunque líder en crecimiento, no logró traducir su dinamismo en creación de empleo formal. A su vez, áreas como la industria manufacturera, que tradicionalmente absorbe mano de obra, apenas mostró un crecimiento del 1,3%, insuficiente para generar nuevas plazas laborales de calidad.

Política monetaria e inflación: equilibrio delicado

El Banco de la República ha mantenido una postura cauta frente a las tasas de interés, situando la tasa de intervención en 9,25%, buscando un equilibrio entre controlar la inflación y no sofocar el crecimiento. La inflación anualizada, aunque ha cedido frente al pico de 2023 (13,1%), aún se mantiene por encima de la meta, en 6,2%, especialmente influida por los precios de alimentos y servicios.

Contexto internacional y riesgo fiscal

El contexto internacional continúa siendo incierto. Factores como la desaceleración de China, el estancamiento económico en Europa y la incertidumbre electoral en EE. UU. han generado volatilidad cambiaria. El dólar ha oscilado entre los $3.850 y $4.100 COP, impactando las importaciones y el precio de materias primas.

En el plano fiscal, el déficit del Gobierno Nacional Central se sitúa en torno al 4,1% del PIB, y el endeudamiento público alcanzó el 60,4% del PIB al cierre del primer semestre, lo que restringe el margen de maniobra del gobierno para invertir en proyectos estratégicos.

Perspectivas: crecimiento moderado, con necesidad de reformas estructurales

Las proyecciones del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial coinciden en que Colombia podría cerrar el año con un crecimiento entre el 2,5% y 3%, aunque advierten que sin una mejora significativa en la inversión —especialmente en infraestructura, educación y tecnología— el país corre el riesgo de caer en una trampa de bajo crecimiento.

Asimismo, la economía necesita reformas estructurales que impulsen la productividad, reduzcan la informalidad y fortalezcan la institucionalidad pública. La confianza empresarial sigue siendo moderada, y muchos inversionistas aguardan señales claras sobre la estabilidad jurídica y fiscal del país.

En conclusión, Colombia está creciendo, pero con frenos que limitan su velocidad. El consumo da señales de vitalidad, pero sin una inversión robusta y una mayor eficiencia estatal, será difícil consolidar un crecimiento sostenido. El país necesita aprovechar esta leve recuperación para implementar cambios estructurales que le permitan competir y avanzar en un mundo cada vez más complejo.