El Banco de la República volvió a prender las alarmas. En su reunión del 31 de julio, los codirectores decidieron dejar quieta la tasa de interés en 9,25 %, pero dejaron claro que hay dos temas que los tienen con el ojo encima: la inflación que no baja como se esperaba y el desajuste fiscal del Gobierno, que sigue generando preocupación.
Según las minutas, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) está bajando, pero a paso lento. Y por el lado del presupuesto nacional, el desequilibrio entre lo que entra y lo que se gasta está generando presión. En otras palabras: la plata no está cuadrando bien.
A pesar de eso, también reconocieron que la economía colombiana ha tenido buen ritmo este año: menos desempleo, más crédito moviéndose y actividad económica con buena energía.
Sobre la tasa de interés, cuatro codirectores dijeron “dejémosla quieta”, mientras otros tres querían bajarla un poco. ¿Por qué no lo hicieron? Porque todavía no ven claro que la inflación vaya a llegar a la meta del 3 % pronto. Además, advirtieron que si el Gobierno no consigue cómo financiar el déficit fiscal, eso podría empujar el dólar pa’ arriba y generar más inflación.
Los que sí querían bajar la tasa dijeron que tenerla tan alta está frenando el crecimiento, especialmente en sectores como el manufacturero, y que ya es hora de soltar un poquito el acelerador.
En resumen: el BanRep está en modo cauteloso, viendo cómo se mueve la economía, la inflación y el gasto público. Y mientras tanto, nos toca estar atentos, porque lo que decidan ahí arriba nos termina afectando a todos.