Crisis de confianza en la era digital

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¿Deberíamos ser más críticos y no dejarnos llevar por lo deslumbrante de una publicidad?

En la era digital los “influencers”, las figuras públicas y muchas marcas y emprendimientos, han ganado mucha relevancia, sobre todo en la industria de la moda y la belleza. Con miles de seguidores en diversas plataformas, obtienen la capacidad de influir en las compras el consumo de su audiencia, esta influencia es muy controversial, en especial cuando se refiere a la transparencia o la ética.

El factor principal de esas publicidades engañosas, respectan a los pagos que se les realizan, esto, con mucha razón, logra que estos personajes u organizaciones, no piensen en si lo que usan realmente funciona, o si, por el contrario, es malo o inclusive perjudicial para la mayoría de su público.

Los seguidores tienen el derecho de saber si la recomendación es pagada. Esta falta de transparencia está logrando que se pierda esa credibilidad en las personas que hacen contenido en redes y en algunas marcas que, por medio de estas publicidades, han engañado de diversas formas a sus seguidores y consumidores.

Tanto los influencers, como las marcas, tienen una responsabilidad ética con la audiencia y los clientes de realizar publicidades con la verdad. Distimto a los anuncios televisivos, la intención comercial y publicitaria es evidente, en redes, se disfraza como una recomendación personal, en 2021 la Federal Commission (FTC) de Estados Unidos advirtió a cientos de infuencers y marcas, que debían aclarar cuando estaban teniendo una relación comercial para así no engañar a las personas.

En 2019, una influencer estadounidense llamada Belle Gibson, mintió sobre un “tratamiento natural” contra el cáncer, a lo cuál su audiencia reaccionó con emoción y adquirió aquellos productos. Por parte de marcas reconocidas, la bebida energética Red Bull, enfrentó una demanda colectiva por su eslogan, como muchos hemos podido ver en los comerciales, “Red Bull te da alas”. Las personas afirmaban que esta bebida no mejoraba su rendimiento ni los hacia sentir mas energéticos, la marca decidió pagar 13 millones de dólares para resolver este problema.

Según un estudio de la Universidad de Carabobo, el 74% de las personas en redes sociales confían en la recomendación de productos que publicitan los influencers y las marcas a las cuales siguen, además, la Universidad de La Gran Colombia, afirmó con base en una encuesta que el 60% de las personas realizan compras por la recomendación de influencers y el 42% se ha sentido engañado después de realizar la compra.

Algunos países ya han comenzado a poner más reglas sobre la publicidad, y realmente, me parece lo justo, en Colombia, por ejemplo; se han realizado sanciones a empresas por no dar garantía de su transparencia en colaboraciones con creadores de contenido.

A decir verdad, esta situación se torna inquietante, sobre todo cuando se trata de la salud, personalmente he visto varios anuncios donde estos creadores publicitan productos “milagrosos”, como suplementos alimenticios, pastillas para bajar de peso en semanas, y no tienen ninguna aprobación medica ni científica, me parece preocupante que muchas personas no se tomen el tiempo de verificar la veracidad de esto y pongan en riesgo su salud por encajar en los estándares que estos mismos influencers promueven.

Me pregunto cuántas veces alguien ha sido estafado por la publicidad engañosa, nos falta como sociedad ser más críticos en el momento de consumir contenido digital. Si, las regulaciones se convierten en algo necesario, pero también es culpa nuestra como usuarios, ya que les hemos dado pie a estos engaños; debemos aprender a buscar las fuentes confiables antes de comprar.

Todo lo escrito hasta el momento, se basa en una situación personal, realicé la compra de un cargador que prometía funcionar en solo una hora, era una completa estafa de la que fui víctima, esto me hizo cuestionar la confianza que depositaba en lo que veía en mis redes sociales, afortunadamente aprendí de aquel error que me costo dinero, y la veracidad que consideraba de aquellos creadores a los que seguía. 

¡No caigamos en engaños!, aprendamos a verificar si las cosas funcionan antes de arriesgar por ellas.