El caso que estremeció al país sigue dando de qué hablar. En las últimas horas, el Juzgado 61 de control de garantías de Bogotá decidió enviar a prisión a Harold Daniel Barragán Ovalle, señalado como el séptimo implicado en el asesinato del senador y precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay.
Según la Fiscalía, Barragán no solo hacía parte del combo que planeó el atentado, sino que tuvo un papel clave: reclutó a un menor de 15 años para que ejecutara el crimen. El ataque ocurrió mientras Uribe Turbay daba un discurso en el parque El Golfito, en Modelia (Bogotá).
El juez fue claro: Barragán representa un peligro para la sociedad. Y no es para menos: no solo tiene antecedentes criminales de más de 10 años, sino que también trató de manipular pruebas durante la investigación. Por eso, se consideró urgente dejarlo tras las rejas, no solo para proteger a la comunidad, sino también para garantizar que el proceso judicial no se caiga.
Durante la audiencia, el juez dejó frases contundentes como:
“¿Cómo no va a ser necesario restringirle la libertad cuando una sociedad se encuentra amenazada?”.
Además de coordinar al menor, Barragán también habría conseguido el arma usada en el ataque y habría hecho parte de los seguimientos al senador. Por estos hechos, la Fiscalía le imputó homicidio agravado, porte ilegal de armas y uso de menores para delinquir. El implicado no aceptó los cargos.
Este caso sigue sumando capítulos oscuros y muestra cómo estructuras criminales están dispuestas a cruzar cualquier límite, incluso usando a menores, para cumplir sus fines.
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