Los estereotipos se han tomado la forma de ver el mundo. En la actualidad todas las personas buscan ser independientes, originales, fuera de lo común, pero esto toca con lo irracional, gracias a la hiperconectividad que la sociedad padece, nadie logra ser original, ni independiente, ni mucho menos fuera de lo común.
La mujer de alto valor. Este estereotipo lo han construido con unas bases de la crítica a la mujer recatada, hogareña, sumisa que se podía encontrar con mayor facilidad en el pasado, pero, sumado a este pensamiento, el gran número de mujeres que se someten a cirugías estéticas, que se ciñen a la actualidad de la moda, que cuidan su cabello, sus uñas, su pie, y todas las partes de su cuerpo se han dado cuenta de que llaman fácilmente la atención de una gran cantidad de seguidores, la gran mayoría hombres que están dispuestos a hacer todo lo posible por tener una oportunidad con el estereotipo de mujer deseada por la gran mayoría de las personas.
Esta situación que lleva unos años en el imaginario social ha permitido a que estas mujeres, puedan elegir ente sus muchos pretendientes al que más dinero tenga, el que más regalos le brinde, el que más pueda brindarle para su bienestar, entre esas muchas otras cosas que ella podría esperar de un hombre. Estas mujeres son denominadas mujeres de alto valor.
Este tipo de mujeres han logrado una gran influencia gracias a las redes sociales. En Facebook, TikTok, Instagram, X… se pueden encontrar miles de mujeres como Melissa Puerta, Katalina Otavalo, Dahiana Muñoz… Este tipo de mujeres han incentivado a que el físico lo puede lograr todo más fácil, incluso en una entrevista la influencer Karina García aseguro que ella no podría estar con alguien que ganara menos que ella y que incluso, debía brindarle una calidad de vida acorde al tipo de mujer que era ella, al punto de admitir que una de sus últimas relaciones le habría obsequiado un carro, un reloj de más de 50 millones, incluso una tarjeta de crédito ilimitada.
Hasta ahora, nada raro, solo se ha reconocido un estereotipo de mujer que ha adquirido un número considerable de seguidoras y que ha generado que muchas personas del común se arriesguen a muchos tipos de intervenciones estéticas para lograr este tipo de beneficios. El verdadero problema comienza cuando muchas de estas mujeres imponen muchas de sus demandas para elegir al mejor portor, porque si, si ellas piensan que por tener una apariencia física en específico pueden buscar la mejor opción, prácticamente se están ofreciendo a quien más pueda brindar.
Por el otro lado de la moneda es que el tipo de hombre que logra cumplir con las demandas de este tipo de mujeres, son hombres adinerados, con prestigio o cuenta con empresas (legales o ilegales); esto suena a un cliché, y más en el contexto colombiano, pero este tipo de hombre han logrado solventar las necesidades económicas de un grupo de mujeres que consideran que la vida que ellas merecen es directamente proporcional al reconocimiento físico validan otros hombres y mujeres.
Realmente se vuelve en un negocio, en el que la mujer se convierte en una especie de accesorio, que él puede lucir con su familia, amigos y público en general; pero el hombre no es la excepción, pues, él se vuelve en el cajero automático del cual ella puede sacar dinero y pedirle lo que deseé a la hora que deseé. En los últimos años, después de consolidar este tipo de pareja, que se vuelve en un negocio por parte y parte, un poco más de la mujer, se reconoce que la mujer vuelve a un pasado del que le costó mucho salir, de la protección, del cuidado y de la responsabilidad de un hombre, ahora ser feminista, el seguir luchando por igualdad social, el buscar nuevas oportunidades en el mundo laboral, está pasando de moda. La sociedad ja comprado la independencia de la mujer, al hacerle creer que ella vale por cómo se ve, la obliga a buscar quien puede pagar esa belleza. Eso no es otra cosa que regresar al pasado, y demuestra que el comportamiento de la sociedad es completamente cíclico y que quien tiene el dinero tiene lo que quiere, así las personas que no pueden tenerlo se conforman con decir que todo se obtiene por el mérito.



