El dólar estadounidense está cerrando 2025 con una caída histórica que lo convierte en su peor desempeño anual desde 2017. De acuerdo con el Bloomberg Dollar Spot Index, la divisa ha perdido cerca del 8 % en lo que va del año, una cifra que refleja la presión de factores globales y las expectativas sobre la política monetaria de la Reserva Federal. Aunque la economía de Estados Unidos mostró un crecimiento sólido en el tercer trimestre, con un PIB anualizado del 4,3 %, este dato no fue suficiente para frenar la tendencia bajista que ha marcado todo el año.
La principal razón detrás de esta caída es la expectativa de recortes en las tasas de interés por parte de la Fed. Los inversionistas anticipan que el ciclo de ajustes monetarios llegará a su fin y que comenzará una etapa de flexibilización, lo que reduce el atractivo de los activos en dólares. A esto se suma la diversificación de portafolios hacia otras monedas como el euro y el dólar australiano, así como una menor presión inflacionaria global que ha restado dinamismo al dólar como activo refugio. En este contexto, la divisa estadounidense ha perdido terreno frente a sus principales pares, y los analistas advierten que la tendencia podría prolongarse durante los primeros meses de 2026.
En Colombia, el comportamiento del dólar ha sido más estable hacia el cierre del año, cotizándose entre los 3.765 y 3.792 pesos, con variaciones mínimas en las últimas jornadas. Esta relativa calma se explica por la estabilidad en los precios del petróleo y por la expectativa de que la economía local mantenga un ritmo moderado en 2026. Sin embargo, los expertos señalan que la volatilidad podría regresar si la Fed confirma los recortes de tasas y si se presentan cambios en los flujos de inversión hacia mercados emergentes.
Las proyecciones para el próximo año indican que el dólar podría moverse en un rango entre 3.800 y 4.050 pesos en Colombia, dependiendo de la evolución de la política monetaria en Estados Unidos y de factores externos como el comportamiento de las materias primas y la dinámica global de tasas. Para los consumidores y las empresas, este escenario implica ajustes en costos de importación, precios de productos y decisiones de inversión. En definitiva, 2025 cierra como un año complejo para la divisa más importante del mundo, y 2026 se perfila como un periodo de incertidumbre en el que la atención seguirá puesta en las decisiones de la Fed y en la respuesta de los mercados internacionales.



